No saben el esfuerzo que uno hace por ser serio, por preocuparse por: X o Y cosa. En especial cuando le escriben a uno como si fuera de vida o muerte. Pero vamos cuando lees el mensaaje y entiendes que no es vida o muerte, joer, que ganas de rodar los ojos.
No en serio, son esas malditas ganas de rodar los ojos y decir, porque me cuentas a mi. Sabes que estoy cansada de la parejas felices, de las cursilerías románticas De la vida amorosa de todos. La mía dejo de existir. Pero no, me dices lo feliz que eres. Me hablas como si todo fuera perfecto y color de rosa. Y ahí viene el maldito tic... pequeño, casi nadie lo nota, pero si, ahí esta. Estoy rodando mis ojos, pensando "¡PORQUE DEMONIOS DESEO YO SABER ESO!", pero como buena persona que sos, con paciencia hablas. De la manera más disoluta, hasta pones una sonrisa, algo forzada y con ganas de dejar escapar una risa amarga, solo dices, genial. ¡Felicidades! y al mesero de le dice "otro margarita, , no mejor que sean dos".
Vamos en serio, no hay cosa más extraña, incomoda y molesta para un cínico que aguantar el no rodar sus ojos, cuando alguien le sale con esas cosas. Somos de los tranquilos, reflexivos algo frikis algunos días, pero cuando pasan estás cosas. Que ganas de salir con cinismos, aunque sean personas a las cuales consideremos. Llega el límite de nuestra paciencia. Ya saben, no somos santos. Nacimos normales, adoptamos el cinismo y la perfeccionamos con el tiempo, para evitar que temas comos estos en el futuro nos afecten del mismo modo.
Ahora solo poner la sonrisa, hablar como si fuera cualquier cosa y respirar esperando que la paciencia y práctica eviten que el tic vuelva mientras tomas un nuevo margarita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario